Al sur de la frontera, al oeste del sol

Bonito título, ¿verdad? Tengo varios títulos de Murakami pendientes, y este me atrajo por el título.

La historia va de un tipo con una única amiga durante su infancia. Como suele ocurrir, las relaciones infantiles se difuminan hasta desaparecer. El tipo hace su vida (hijos, mujer, trabajo,…) hasta que se la trastoca la reaparación de la amiga de la infancia anteriormente mencionda. (Lo siento, no recuerdo lo nombres, me lo acabé hace semanas).

Varias clonclusiones sobre Murakami quizá precipitadas:

1.- No sé por qué vende tantísimo, quizá no he dado con la historia adecuada.

2.- Me parece algo obsesionado por el sexo. Recurre a él de manera forzada.

3.- Los diálogos construídos para esta novela son previsibles hasta decir basta.

4.- Creo que improvisó el final.

De todas formas, no creo que Murakami lo tenga todo perdido con este lector que aquí escribe. Debo reconocer que, en ciertos tramos, me enganché bastante.

Le daré un 6 de nota.

Jesy, Jonhy y el fútbol

Ahora que se acercan más celebraciones de tipo futbolístico con las fuentes como protagonistas, fijaos en un detalle que se repite de manera invariable en los últimos años. No faltan a este tipo de acontecimientos socio-cateto-violentos, como no puede ser de otra manera, las «jenys». Me refiero a esas chicas que normalmente van teñidas, que llevan aros retorcidos colgando de sus orejas, bolas doradas a un lado del bigote y que hablan muy alto. Normalmente, les cuesta terminar la educación secundaria obligatoria y acaban yendo los domingos con un chandal rosa acompañadas de su «jonhy» (el equivalente «jeny» masculino) y de su inesperado hijo a algún centro comercial. Es aquí donde parece que este tipo de parejas se sienten más cómodas para discutir y odiarse y hacer que todos nos enteremos de ello.

Pues a lo que voy: esa «jeny» que todavía no ha llegado al punto de los domingos en centros comerciales acompaña a su «jonhy» a celebrar la victoria de su equipo al punto común de aficionados. Allí, el «jonhy» levanta sobre sus hombros a la «jeny», que, a la vez que fuma con la mano derecha, agita la bufanda con la izquierda, luciendo sobre el torso la camiseta de entrenamiento del equipo. No sé si me explico…