Pasados los días desde el incalificable ataque a un barco con ayuda humanitaria para Palestina por parte de Israel, se puede hablar con algo de calma sobre el incidente y sus consecuencias.
Porque podemos estar de acuerdo en que los territorios ocupados por los palestinos son eso, territorios ocupados; porque podemos pensar que Hamás y sus amigos son gentuza; porque podemos concluir que el estado judío también tiene sus derechos en favor de la franja de Gaza; porque podemos llegar a pensar en que el bloqueo de ayuda humanitaria del que se le acusa no es real; porque podemos pensar que Israel está hasta las narices de los ataques de los radicales del otro lado. Pero no podemos olvidar que el barco de la controversia estaba en aguas internacionales. Esa es la clave de todo. Olvidémonos de que el ataque fue brutal o de que los ocupantes de la flotilla llevaban ayuda humanitaria. ¡Estaban en aguas internacionales!
Y mientras, la ONU, esa organización que presume de demócrata cuando unos cuantos tienen derecho a veto, no condena, sino que lamenta lo ocurrido. ¿No os suena de algo? ¿Acaso no es lo mismo que ocurre en España con ETA? ¿Y acaso no nos echamos las manos a la cabeza cuando Otegi no condena sino que lamenta? El mismo perro con distinto collar, ¿no creéis? Siguiendo esta línea argumental, ¿podríamos acusar a EEUU de cómplices de los delincuentes?; ¿los policías del mundo son uno meros títeres del estado judío? Todo indica que sí, que Israel hace y hará lo que quiere. Ellos ponen las normas.
Pensando...Pensando 