Por momentos

Me deprimo muy frecuentemente, quizá con demasiada asiduidad. Y ya no hablo de la sensación desazonadora que me llena después de comer cada día. Eso sé por qué es: porque me queda toda una tarde de trabajo aburrido y sin objetivos claros. Hablo de esa sensación que me embarga día tras día en largos períodos. No tengo claro por qué es, la verdad.

Sí que encuentro causas que pueden contribuir a ello: una familia desagradecida, algunas amistades demasiado volátiles, un trabajo que no me satisface, un humor agrio intrínseco,…

Y entro en esa rutina de depresión, y los nuevos proyectos me dan pereza. ¿O me entra la pereza por los nuevos proyectos? Círculo vicioso que, al fin y al cabo, me entristece.

Quiero correr, pero no puedo hacerlo con asiduidad porque me duele la pierna, y creo que me duele la pierna porque no corro con frecuencia.

Quiero escribir en el blog, pero no encuentro el momento. O no encuentro el momento para escribir algo interesante.

Y así, unas cuantas cosas más…

Puff! Qué desazón. Tengo que levantar el ánimo y seguir consiguiendo todo lo que me propongo. Porque todo lo que me propongo me gusta.

Lo único positivo siempre, sin altibajos, eres tú.

Published in: on agosto 3, 2009 at 3:38 pm  Comments (1)  

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One CommentDeja un comentario

  1. bueno, imagino que todos pasamos por ese estado de ánimo más o menos a menudo… imagino que es síntoma del desengaño general que va dando la madurez. en fin, que la vida está en las pequeñas cosas que nos hacen felices, y son esas las que hay que saber cuidar y aprovechar.

    animo hombre!!! y a seguir con el blog!!!


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