Y tú, ¿lo entiendes?

Venga, una de esas borderías que me definen como uno de los seres más rancios y odiables de este asqueroso mundo.

Odio la expresión «¿entiendes lo que te quiero decir?». A ver, sí, normalmente sí lo entiendo porque esta frase viene antecedida de alguna reflexión simplona y porque mientras tú mencionas esa pregunta de seis palabras me ha dado tiempo de sobra. Muchas veces me da la sensación de que esta pregunta se dice cuando al que te la formula le ha costado un gran trabajo mental entender lo que ahora te explica.

Creo que me he liado… pero se entiende.

Datos inútiles XXXII

Tanta gripe en los medios de comunicación me han hecho recordar que existió una pandemia (esto sí que lo fue) de una gripe llamada española alrededor del año 1918. Se podría pensar que la enfermedad debe su nombre a algún orígen ibérico de la enfermedad, pero no es así. Se llamó gripe española porque fue la prensa de aquí la que le dio más bombo al asunto. Esto se debió a que España no intervino en la Primera Guerra Mundial, por lo que no sufría de censura en cuanto a la información sobre la enfermedad. Como dato escalofriante podría decir que se calcula que entre el 2,5 y el 5 por ciento de la población mundial murió por la pandemia, lo cual eleva el caso de la gripe porcina actual a las más altas cotas de alarmismo mediático y gubernamental.

Déjame entrar

Después del partido del sábado había que huir de casa, y qué mejor sitio que alguno en el que la gente esté en silencio: una sala de cine.

Vimos Déjame entrar ya que teníamos buenas referencias, pero, sinceramente, olvidaré haberla visto dentro de pocos días.

Es una rara historia de vampiros que se desarrolla en Estocolmo. Una niña vampiro y un niño se hacen amiguitos. La niña muerde y mata a gente. Poca cosa más. Algún pequeño susto y muchas supuestas moralejas y metáforas que no supe ver por lo que he podido leer en Internet.

Escrito así, parece que no me gustó mucho. Y es cierto, pero tampoco me desagradó.

Le daré un 6,5 de nota por aquello de que no es una historia usual.

El mundo y la estadística

Estos días he leído bastante acerca de Física cuántica y relativista. Muchas veces es agradable volver a reencontrarse con viejos amigos.

Tal y como se entiende la Física en la actualidad y desde hace casi 100 años, la estadísitca ocupa un lugar primordial en ella, teniendo los sucesos y las magnitudes una función de probabilidad asociada que a los más alejados del mundo científico podría desconcertar. Entonces, ¿qué pasa? ¿Falta de medios más exactos para medir? No lo tengo nada claro, pero el tiempo lo dirá. Nunca me han convencido las presunciones acerca de que AHORA podemos medir bien y antes no.

Entre otras cosas, en mis tiempos de estudiante, aprendí que una teoría es buena en tanto que es capaz de reproducir la realidad.

A lo que voy, he leído una frase de Ernest Rutherford (1871-1937) que me ha impresionado, sobre todo porque pocos años después de decirla sus predecesores la consideraron falsa a tenor de los resultados de Heisenberg o Schrödinger sobre las posibles medidas en el mundo subatómico:

«Si tu experimento necesita estadística, deberías haber hecho uno mejor«

Y aquí nos encontramos de nuevo en el debate entre el determinismo y el indeterminismo, quizá más propio de la metafísica y de la filosofía. A los seres macroscópicos (que creo que así sois la mayoría de los que me leéis) os debe importar una mierda todo esto, y bien que hacéis en despreocuparos.

 

Escúchame

Uno de esos odios al que os sumaréis unánimemente. Odio a la gente que no escucha, que sólo está pendiente de contarte algo relacionado con su persona y le importa un cojón lo que le cuentes. Probablemente no te esté escuchando porque está pensando en qué te va a decir cuando te calles. A estas personas se las distingue por una falta de atención en la mirada cuando habla otra persona que no sea ella misma. Son gente egoísta que se cree el ombligo del mundo y que tiene un afán de protagonismo exagerado, quizá por un complejo de inferioridad muy acentuado. Suele suceder que lo que cuentan estos especímenes quiere remarcar la buenísima o malísima suerte que tienen en la vida. Ambos extremos son igualmente válidos. Para que veáis, ¡toma análisis psicológico! Sí, controlo vuestras mentes, ¡PARA CONQUISTAR EL MUNDO!

Nunca más, Hamás

De nuevo, Hamás, el grupo terrorista y político que manda en Palestina, ha anunciado un cese temporal del lanzamiento de misiles desde la franja de Gaza hacia territorio israelí. Si esta noticia no se hubiera repetido tantas veces, sonaría creíble y con un cierto aire de esperanza en cuanto al futuro de este conflicto, pero ya van demasiadas veces. ¿Para cuándo un alto el fuego definitivo? ¿Para cuándo una réplica positiva de la otra parte contratante de esta guerra infinita? Como ya escribí una vez por aquí, esto está esquistado, y noticias como las de hoy dejan de ser importantes.

La cuarentena

Ya conocéis todos mi predilección por el Premio Nobel de Literatura. El último ganador ha sido J.M.G. Le Clézio, un francés del que nunca había oído hablar. Aprovechando un regalo de las pasadas navidades, he tenido la oportunidad de leer una de sus obras, La Cuarentena, pero tendré que leer alguna más para poder juzgarlo con más argumentos.

Se narra la historia de dos hermanos y la mujer de uno de ellos que, en el viaje de regreso a su tierra natal , Mauricio, se ven encerrados en una isla cercana por culpa de un brote de cólera en el barco en el que viajaban. Allí, viven la sensación traumática y claustrofóbica de tener muy cerca el destino y no poder llegar. León, uno de los hermanos, conoce allí a una chica que le hace cambiar totalmente su vida: el concepto de futuro y de pasado se ven alterados para siempre.

Junto con esta historia de amor, también están muy presentes el concepto de arraigo a la tierra, el concepto de lealtad y un poco de historia de esa parte del mundo.

Pese a repetirse en innumerables ocasiones determinadas imágenes y situaciones, nunca se hace repetitivo. La situación vivida por los protagonistas es, en principio, muy monótona, pero el escritor ha sabido equilibrar la historia adecuadamente. A esto ha ayudado mucho que, intercalada en la historia principal, hay una historia pasada paralela que explica mucho sobre el espíritu de determinados personajes.

Buscaré alguna novela de Le Clézio que no tenga que ver con la isla Mauricio porque el tema puede cansarme un poco.

Le daré un 8 de nota.